Los vecinos de comunidades rurales de Durango, enclavadas en el Triángulo Dorado, vivieron la semana pasada horas de terror cuando aeronaves civiles enviadas por el grupo criminal de Los Chapitos bombardearon la zona, en el marco de su guerra contra el clan de los Zambada, con quienes se disputan el control del Cartel de Sinaloa, la organización de tráfico de drogas más poderosa del mundo.
De acuerdo a información confirmada por fuentes oficiales, el blanco de los ataques registrados los últimos días fueron instalaciones estratégicas del grupo criminal de los hermanos Cabrera Sarabia, quienes desde hace lustros forman parte de la facción del narcotraficante Ismael Zambada García, «el Mayo», quien fue traicionado y capturado por Los Chapitos el 26 de julio pasado y llevado contra su voluntad a Estados Unidos, donde fue detenido y ahora arriesga ser castigado incluso con la pena de muerte.
La caída de «el Mayo» y las circunstancias en que se dio desató una narco-guerra de proporciones nunca antes vistas en Sinaloa y otros estados mexicanos donde el grupo criminal tiene presencia.
La información del bombardeo en el Triángulo Dorado circulaba en redes sociales desde el pasado 29 de octubre, pero no era fácil distinguir si se trataba de una de las noticias falsas que se han difundido en medio de la guerra de narcopropaganda que también llevan a cabo los dos grupos en disputa, con la finalidad de crear miedo al enemigo y pánico y desconcierto en la población.
Fabricación casera
Tuve la confirmación de los hechos por parte de un funcionario que señala que Los Chapitos «desde hace días usan avionetas para bombardear lugares donde suponen hay gente contraria».
En las áreas bombardeadas había propiedades de los Cabrera Sarabia como casas de seguridad, narcolaboratorios y lugares donde entrenan a sus grupos armados.
El funcionario afirmó que los artefactos explosivos usados hasta el momento son de fabricación casera y que hasta ahora no se ha detectado que sean dirigidas por algún medio electrónico. La Secretaría de la Defensa Nacional está presuntamente preparando un dictamen.
Las bombas son arrojadas por las aeronaves desde muy alto, para evitar el contrataque desde tierra con armamento calibre 50 que podría llegar a derribarlas. Por esta razón, las bombas «no son muy precisas» y pueden llegar a afectar a la población civil.
Punto neurálgico
De acuerdo a la información recabada, el ataque más peligroso en Durango ocurrió al inicio de esta semana en el poblado de Vascogil, en el municipio de Santiago Papasquiaro, donde uno de los explosivos cayó muy cerca de la cabecera del pueblo.
El ataque causó pánico entre los pobladores e impactó el punto neurálgico de los Cabrera Sarabia, originarios de Vascogil, donde tienen algunas de sus principales propiedades.
De acuerdo a vistas aéreas que obtuve, se trata de al menos dos ranchos en las inmediaciones del poblado que cuentan con amplias construcciones, canchas deportivas, jardines, alberca, paneles solares y lo que parecen instalaciones de ganado.
Otros de los poblados en Durango en donde tienen infraestructura son Canatlán y Santa María del Oro. El estado de Durango fue refugio para «el Mayo» Zambada y su familia desde inicios del siglo, de acuerdo a lo narrado por su hijo Vicente Zambada Niebla, Vicentillo, en su diario secreto, el cual publiqué en 2019 en el libro El Traidor.
Entre 2006 y 2007, el entonces rey invicto del Cartel de Sinaloa pasaba largas temporadas en Vascogil. De acuerdo a Vicentillo, su padre se escondía en ranchos propiedad de sus amigos y socios, los hermanos Cabrera Sarabia, y estaba bajo su protección. Fue justamente en uno de esas propiedades que durante el sexenio del presidente Felipe Calderón, «el Mayo» tuvo un encuentro con funcionarios públicos y políticos que le ofrecieron un buque de carga de Pemex para traficar 100 toneladas de cocaína.
Felipe, José Luis, Alejandro y Alberto conformaban el clan de los Cabrera Sarabia. De acuerdo a Vicentillo, en un inicio los hermanos tenían sus propias operaciones de marihuana y producción de heroína que ellos mismos vendían en México y Estados Unidos. Pero paralelamente compraban a «el Mayo» toneladas de cocaína que también vendían a sus propios clientes en la Unión Americana.
Felipe, detenido en 2011, era quien se encargaba del trasiego de droga de la familia. Alberto, asesinado ese mismo año, era el responsable de la seguridad; es decir, del grupo de sicarios. Alejandro se dedicaba a los cultivos y procesamiento de la droga. Mientras que José Luis se hacía cargo, en un inicio, del cuidado de las propiedades de la familia.
Según Vicentillo, los Cabrera Sarabia tenían «líneas de comunicación» con la gente que vive en los alrededores de sus propiedades.


